Un británico de 32 años tiene una pasión bastante especial: le gusta vestirse y comportarse como un perro, y llega a ser lo más auténtico posible.
Todos tenemos pasiones que nos impulsan.
Aunque algunos de ellos pueden ser extraños, nunca alcanzarán el nivel de Tom Peters. No es que haya sido persuadido para ser un perro. Es consciente de ser humano, pero ama tanto al mejor amigo del hombre que decidió pasar una parte de su vida en la piel de un dálmata.
¿El nombre de su perro? «Spot». Con su lindo nombre, se disfraza por completo como un perro manchado y se comporta como tal. Explica que su disfraz, muy exitoso, lo ayuda a permanecer en el personaje.
Como buen perro, duerme en una jaula, se arrastra y come comida para perros. Aparte de eso, él tiene una vida humana real que gasta como iluminación para el teatro.
Tom quiere que dejemos de tenerle miedo a su pasión. Insiste en que no hace daño a nadie y que estos entusiastas solo quieren divertirse fingiendo ser cachorros.